sábado, 22 de mayo de 2010

Susto o muerte

Si consigues acabar de leer este artículo seguramente te irás a la cama sin cenar. O lo mismo te atizas un whisky triple con un par de peces de hielo. Y es que la cosa está como para no saber qué camino tomar.

La semana pasada la marca España pasó por serias dificultades. Muy serias. Tanto que los más románticos empezaron a pensar en volver a pagar las copas en pesetas. ¡Pero si antes con dos lagartos yo me tomaba cinco rondas y ahora casi no me da para dos!

Lo bueno de esta situación es que algunos se acaban de enterar que son ricos. Nuevos ricos. Lo malo es que están mal vistos. Y por eso les han puesto en busca y captura. ¡Y yo que pensaba que anhelar la riqueza era una aspiración tan legítima que sólo dejaba un reguero de prosperidad en el camino!

Me temo que nos espera un mal final con estos nuevos principios. Además, ahora es difícil que uno cambie el chip, porque aspirar a estas alturas a ser pobre vocacional tampoco será una tarea nada fácil.

A salvo quedan los ricos de cuna, que ya están acostumbrados a que les obliguen a ser solidarios. No les pasa lo mismo a los pensionistas y a los funcionarios, que les han pasado la factura de la crisis de la que hablaba el telediario durante estos años mientras ellos pensaban que esta juerga no iba con ellos. Y eso que hasta el más desinformado de los españoles estará de acuerdo en que el lío que tenemos encima no se ha producido en las últimas tres semanas.

Quizá alguno se pregunte ahora por qué se crearon en los últimos dos años más de 200.000 nuevos funcionarios mientras se destruían más de dos millones de puestos de trabajo en el sector privado. Y por qué se utilizaron el cheque bebé y los 400 euros con fines electorales. Y por qué se hicieron hoyos en las aceras de los pueblos para luego taparlos con el PlanE.

¿Y algo que decir sobre las medidas de recorte del gasto público aprobadas a base de martillazo-ley? Pues que el show acaba de empezar. Que no dan ni para pipas. Que van en la línea adecuada, sí, en atacar el gasto, pero que son de brocha gorda. Coyunturales. Recortan, pero no reforman. Y habrá que sacar la tijera de podar del trastero. Y quizá cambiar al jardinero para que sean realmente creíbles.

Y algo más. Que el problema de los funcionarios no es su salario, sino el modelo. También deberíamos preguntarnos por qué ‘todo el mundo’ está muy contento de que se rebaje el sueldo a los funcionarios y ese mismo ‘todo el mundo’ está deseando convertirse a la religión laica del funcionariado.

Y que el problema de los pensionistas no es el importe de sus pensiones, sino el monstruoso globo hinchado que habrá que pinchar cuanto antes.

Sin embargo ahora se piensa continuar con la improvisación por el lado de los ingresos, con una subida mal anunciada de impuestos. Craso error. Populismo social. Progresismo improductivo. Y que tiemblen las nóminas de los nuevos ricos, porque el problema de perseguir a los ricos de cuna es que hay que encontrarlos y convencerles que nuestra España no es lo que parece.

Mientras tanto, que nos la vayan peinando, porque ahora nos damos cuenta que mientras nos dedicábamos a debatir sobre la nación y los crucifijos, nuestra única patria creíble se nos iba por el agujero del bolsillo.

2 comentarios:

Peter Mihm dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Peter Mihm dijo...

Soy rico, tíos. Así me hace sentir este Gobierno. Eso sí, sigo yendo a currar en mi Vespa del 81 (comprada en el 88), gano unos 34 euros menos que el año pasado, pero tengo curro. Entonces de qué me quejo. Pues para empezar de que conozco a mucha gente que lo está pasando francamente mal. Y siento que en cualquier momento puedo pasar a formar parte de ellos...

Pero, sí, estos politicastros te aprietan, te suben los impuestos, te cobran cosas surrealistas (como una tasa de basuras que antes te metían en el IBI y ahora te meten como una puñalada directa al corazón), te suben el IVA, te piden solidaridad, sacrificio, que aprietes el culo un poco más...

Pero vamos a ver. Si hasta en GB muchos altos cargos se quedan sin coche oficial, aquí ni se bajan el sueldo de una manera significativa, ni renuncian a su cochazo de alta gama, ni a sus prebendas adquiridas en tiempos de vacas medio gordas.

Prediquen con el ejemplo, que somos muchos los que estamos dispuestos a subirnos al duro banco fijo de la trainera y ponernos a remar. Pero, claro, con un patrón en quien creer. No con unos soplagaitas que no saben donde están 'pinaos'.