martes, 17 de febrero de 2009

ERE que ERE

Este post tiene herméticamente abierto un libro de reclamaciones a disposición de los lectores, vengan de donde vengan, vayan adonde vayan, incluso si se encaminan a engrosar las listas del paro, incluso si vienen de abrazar el proteccionismo más egoísta, incluso si les trae al pairo todo esto.

Sólo exijo en compensación una pequeña defensa previa; antes de cargar contra mis muelas, quiero comunicarles que mi exposición de motivos es absolutamente desinteresada, y que sólo me gobiernan pensamientos de corte liberal, no narcisistas, guiados por convicciones confesas que, a mi juicio, iluminan el camino del bienestar común, del progreso bien entendido.

A lo que vamos; hoy los pájaros no han disparado a las escopetas, y me siento algo reconfortado al escuchar al presidente de la CEOE, Gerardo Díaz Ferrán, personaje no santo de mi devoción, solicitar flexibilidad para que las empresas acometan sus EREs sin pasar por la taquilla de la Administración, en busca de una mayor agilidad y que dichos trámites no se eternicen.

Zapatero, desprovisto últimamente de su optimismo antropológico, ya ha anticipado que dirá a todo que ‘no’, y eso sólo les debe llevar a reflexionar sobre el particular. Algo no debe encajar bien en este puzzle cuando se nos intenta ayudar desde el Gobierno, ¿verdad? Es el juego de siempre, el mensaje del miedo a la libertad, miedo a tener miedo, pero confío en que algunos de nosotros no piquemos en ese vulgar anzuelo.

Los EREs no son plato de buen gusto; son dramáticos, supone seccionar de cuajo el presente y el futuro de las familias, y nadie en su sano juicio se puede atrever a defenderlos como si fuera un juego de rol, pero torpedear desde la burrocracia del Estado su tramitación constituye sólo una demora del reo condenado a muerte; la única ventaja que le veo consiste en firmar, a escala empresarial, un reality agonizante que alimente la atención mediática.

Sólo algunos datos; los desempleados por EREs en España sólo representan el 3,5% de los nuevos desempleados; el resto del moderno desempleado ‘creado’ proviene, en un 50% del asalariado temporal, y en un 35% del famoso despido llamado eufemísticamente improcedente.

Si aún no se han querellado contra mi, les voy a dar un arma blanca bien cargada para animarles; Díaz Ferrán también ha insistido en la necesidad de establecer un contrato de trabajo más moderno, que contemple un despido más barato con una indemnización de 20 días por año, en lugar de los actuales 45 días, para generar más confianza en los empresarios y así crear más empleo.

Estoy totalmente de acuerdo. Vamos a la lógica económica; los efectos de la temporalidad sobre el empleo dan pistas sobre posibles soluciones; Primero lo que se ve; la reducción de costes de despido aumenta la destrucción de puestos de trabajo, especialmente en recesiones. Y ahora lo que no se ve; la creación de empleo también aumenta al reducirse los costes del despido, pues se reduce el coste laboral de las futuras contrataciones; y aunque no se lo crean, hay abundante evidencia empírica de que el resultado neto de ambos efectos sobre el nivel de empleo es positivo.

5 comentarios:

Whopper con queso dijo...

Salvattore, mi lado empresa me dice que tienes razó, y mi lado currito sometido a los vaivenes de la coyuntura me dice que en estos momentos una suavización de los costes del despido harían que se fuese ma gente a la calle por menos dinero...y se acabo.
Quizás sea una forma de pensar de quien está sometido a que "La María" de turno vaya al super y compre mi producto, y este viendo que mi empresa es "de momento" una rara avis del sector, donde cada día te llaman mas colegas que están en el paro, preguntándote si habrá algo para ellos.
Por un lado creo que el excesivo número de funcionarios de todos los niveles y autonomías lastra mucho nuestro crecimiento, y por otro lado pienso que si muchos de los activos "inactivos" que hay en todas las administraciones saliesen y se tuvieran que buscar el pan como todos, otro gallo nos cantaría...y lo de gallo no va por ti.

Lo que dejo claro es...que no tengo nada claro. Entiendo que las acciones a tomar han de ser duras, pero no tengo muy claro que la solución nos vaya a devolver al bienestar que hemos disfrutado estos años.

Edu_Rob dijo...

Sí, claro no está, pero desgraciadamente son las empresas las únicas que crean empleo, y somos los trabajadores los que estamos sometidos a esos vaivenes de los que hablas.

Está claro que cuando a alguien le ponen de patitas en la calle, con 45 ó 20 días, ya va listo; pero de lo que se trata es de que la suma neta de puestos creados y destruidos sea positiva. ¿que los nuevos puestos son de peor calidad a los anteriores? por supuesto, estamos en recesión. Que no volveremos a nuestro anterior estado del bienestar, pues seguramente.

Muchas empresas están echando a trabajadores antes que después, porque a medida que pasa el tiempo se encarece el despido; y muchas más empresas no se inician porque los costes administrativos para constituirlas son bestiales, y el coste administrativo antieconómico de una hipotético despido, también lastra la contratación en origen.

En cualquier caso, los países de nuestro entorno cuyo mercado laboral es un verdadero mercado, con las menores trabas administrativas y económicas posibles, son los que están salvaguardando mejor a su fuerza laboral, a pesar de que su PIB esté sufriendo igual o más que el nuestro.

Lo difícil es ser empresario; los curritos hemos de amoldarnos a la oferta existente, y matando a la mano que nos da o nos puede dar de comer, mal vamos.

Suerte con las Marís y las Marujas, y si están buenas, me las mandas.

pjc dijo...

Mientras no nos toque directamente a todos nos parecen bien esas medidas dinamizadoras. Todos estamos de acuerdo cuando son los otros los afectados.

Sin embargo cuando somos actores del drama.... solo nos queda trabajar mucho más, aprovechar mejor todos los recursos que tenemos y mirar hacia adelante.

Por suerte el bienestar no es una berlina alemana y un chalé en las afueras.

Un abrazote :-)

Edu_Rob dijo...

¿comor?

Peter Mihm dijo...

Se ha hablado del 'contrato de crisis', un contrato por el que se reconoce una indemnización de 20 días por año trabajado a aquel que firme un contrato en un periodo de dos años. A mí no me parece mala medida, aunque la economía no sea lo mío... Pero lo que sí sé es que este Gobierno no tomará nunca una decisión que le quite medio voto y le haga parecer "de derechas", algo a lo que no pueden tener más miedo.

Lo que está claro es que el primer vagón del tren europeo tiene un despido más barato que nosotros y les va bastante mejor que a nosotros...

Saludos, cracks.