Resulta difícil hacer una reflexión que no caiga en lo excesivo cuando la primera palabra que se escribe es la de tragedia, aunque ya se sabe que estos artículos que intentan incluirse dentro del género de la opinión precisan de un buen titular para hacerle al lector un imaginario gancho con el dedo índice en señal de reclamo.
Para que exista tragedia es necesaria la caída de un mito. Si es en el teatro es más digestiva. En la vida real hay pocos mitos, pero muchas tragedias donde el protagonista suele salir mal parado. No voy a decir que Grecia sea un mito financiero, al menos desde este lado del mediterráneo, aunque si a causa de la enfermedad griega se alzan voces intentando tambalear nuestra moneda única, el euro, la cosa toma tintes trágicos.
A más, a más. Si desde puestos de responsabilidad europea, el Comisario Almunia, costilla de nuestras costillas, compara campantemente la situación económico financiera de nuestra España con la que atraviesa actualmente Grecia, se empiezan a evidenciar todos los ingredientes de la tragedia cañí. También la prensa anglosajona nos crucifica cada lunes y cada martes, aunque es verdad que se trata de su juego preferido.
Desconozco en profundidad las tripas del problema heleno, pero no es demasiado complicado analizar los principales datos de ambos países y llegar a determinadas conclusiones.
Estamos peor que Grecia en desempleo. El doble peor, y la orina de nuestro enfermo tiene muy mala pinta. También estamos peor en el grado de apalancamiento (endeudamiento) del sector privado. El español medio ha querido vivir por encima de sus posibilidades aún más que el griego medio. Y nos lo han permitido fingiendo que éramos adultos.
Estamos algo mejor que Grecia medidos en relación al déficit público, pero parece que ambos gobiernos han perdido la capacidad de generar ingresos impositivos. Nos queda el cinturón del gasto para compensarlo, pero visto está que no queremos tomar decisiones en contra de los instalados cómodamente en el confort del sistema. Se trata de molestar lo menos posible.
Y estamos mucho mejor que Grecia en deuda pública sobre PIB, en ratings externos y en el diferencial del bono nacional respecto al alemán. Es aquí donde radica el problema griego y la quiebra de sus cuentas, porque existe la probabilidad innegable de impago de sus compromisos, y aunque no queramos, los países de la eurozona vamos a tener que acudir en su rescate, con el consiguiente efecto contagio a otros países euro. El plan lo van a liderar los líderes. Alemania y Francia. Nosotros creemos más en la alianza de civilizaciones y en los pajaritos preñados.
Lo malo es que cunda el ejemplo, el mal ejemplo, de acudir siempre en rescate del mal gestor, del irresponsable, y en eso el periodo de aprendizaje de los rinconetes y cortadillos es veloz, y mucho me temo que podamos caer en la picaresca de pensar que ya nos sacarán las castañas del fuego cuando demos definitivamente el paso de la comedia a la farsa, y desde allí directos al estreno de nuestra particular tragedia.
5 comentarios:
Enorme, Salva. El problema viene dado por no querer tomar nunca una decisión de las que el momento requiere. El 'galáctico del buenismo' no puede hacer eso, por mucho que sea lo necesario. Mejor mirar para otro lado, hablar de algo que no se sostiene aunque él lo llame economía sostenible, ver brotes verdes, el final cercano de la recesión... y pajotes varios.
Mi padre decía hace años eso de "este país se argentiniza". Y a mí me sonaba a exageración, pero el tiempo ha demostrado que no, que estamos metidos hasta el cuello en una situación de las difíciles.
Este año, por los 400 euros famosos, hemos perdido -al menos yo- un poco de poder adquisitivo. En unos meses nos subirán el IVA -cuando los países que saben de esto lo han bajado-. Vamos, otro golpe más a nuestro ya de por sí tocado bolsillo...
Y no te quejes, 'antipatriota insolidario', te dicen, porque tienes trabajo y seguimos luchando para que aunque al empresario le vaya de puto culo y despida a todo titirimundi -ayer he visto partir rumbo al INEM a dos compañeras- al menos cuando te llegue el turno te paguen hasta el último euro. No, si eso te lo agradezco, oh gurú de los encuentros intergalácticos.
Pero, joder, seamos serios. Aquí hay que tomar medidas serias. Esto no es un juego de mesa. Es la dura realidad. Y el que gobierna toma decisiones; unas veces impopulares, otras veces equivocadas, pero siempre intentando arreglar los desaguisados. Aunque ÉL no; no quiere mancharse. Mejor perder las elecciones siguientes y que sea don Mariano el que se pringue, el que se enfrente a los sindicatos, el que abarate el despido, al que le metan una huelga general. Que todo eso figure en el expediente de otro.
Tragedia griega, pero Almunia la ve cerca. Si hasta los de su cuerda le han visto hace mucho las orejas al lobo. Yo le veo las orejas al burro...
Pet, me dejas flipado. No sólo te lees los artículos -materia árida donde las haya- sino que tus comentarios son aún más atinados.
Un fuerte abrazo, gracias por tu apoyo y, por cierto, mi reconocimiento a las certeras palabras de tu padre.
Hace unos meses hablé de eso que decía mi padre con un senador del PP y ex diputado y se quedó flipado. "¿Que tu padre decía eso hace años? Qué razón tenía", fueron sus palabras... ;))
Me encanta leer tus idas y venidas porque se aprende un huevo. Yo de Economía sé poco, pero me gusta. Eso sí, tuve de profesor de la materia a Revilluca, en Derecho, y a Antonio Miguel Carmona (del PSOE), en Periodismo. Y siempre me pareció una asignatura interesante, aunque nosotros nunca entráramos en grandes profundidades, sino más bien en conocimientos un poco de andar por casa.
Un abrazo.
Vaya dos cracks, Pet. Revilluca y Carmona.
Carmona es un experto en la arena política. Un mago ilusionista del uso sesgado de los datos.
Seguro que no te abuurrías en clase con ellos.
Te garantizo que con los dos siempre me lo pasé muy bien. Revilluca con sus ejemplos: "Las vacas de Cantabriaaa...".
Y Carmona, con su Atleti, con su John Maynard Keynes... y siempre con un atractivo discurso que te enganchaba por lo fácil que se aprendían cosas. Eso sí, cuando le veo ahora en la tele, alucino con su facilidad para convertir tragedias económicas en situaciones bien diferentes.
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