miércoles, 17 de febrero de 2010

Efecto desánimo

No se trata de un complejo de inferioridad, aunque es verdad que te puedes sentir un tipo de menor valía que los demás. También brota de forma instintiva, y también suele desembocar en un ser abatido al que le cuesta conseguir sus objetivos. La principal consecuencia, a mi juicio, es que consigue convertirte en un experto fugitivo de tus problemas.

¿Y por qué me doy un banquete filosófico en plena sección de economía? Pues porque mucho de lo que pasa en nuestras vidas económicas, aunque no lo sepamos ver, lleva camuflada una consecuencia, y no siempre es razonable.

Lo que yo intento comentar, y que tanto me está costando por incrustarle tanta retórica, no es razonable. Al menos deberíamos intentar que la razón no tuviera razón esta vez. Me quiero referir al efecto desánimo que provoca la penosa situación del desempleo; sí, ya saben, esa nueva ocupación que está tan de moda en España.

Pues bien; si de cada cien personas en condiciones de trabajar, veinte no lo pudieran conseguir, la impasible estadística nos dice que nuestra tasa de paro alcanza el 20%. ¿y si, por ejemplo, tan sólo un miembro de nuestra hipotética clase trabajadora se nos desanimara porque creyera que no puede encontrar un trabajo razonable en un plazo de tiempo prudente? Pues va la estadística y nos dice que nuestra tasa de paro se ha reducido al 19,19%. Dividan si no me creen.

No seré yo quien les intente desanimar activamente, pero como se suele decir, no hay mal que por bien no venga. Espero que las dos clases que le susurraron al oído de toda España al Presidente del Gobierno no fueran tan poco elegantes como es ésta.

Por el contrario, lo cierto es que el miedo al efecto desánimo parece que está cundiendo en el ánimo de la clase trabajadora. Las cifras nos dicen que el absentismo laboral se ha reducido por el miedo a perder el trabajo; ahora los catarros han de ser muy virulentos para causarnos una baja por enfermedad, e incluso las horas extraordinarias ya no se ven como un atropello a la conciliación de la vida personal y la familiar, sino como algo diferente que yo no me atrevo a valorar por el toque de burla sangrienta que conlleva.

1 comentario:

Peter Mihm dijo...

Llevo varios días rodeado de cierto desánimo, de rumores... y lo que ves en la TV pues no anima precisamente. Lo de ayer fue bastante deprimente. Digno de Max Estrella y del callejón del Gato...