Incluso en las circunstancias más agonizantes, o quizá con más fuerza por eso mismo, el ser humano es proclive a desempolvar todo el humor negro del que es capaz; así se evade temporalmente de la realidad, a golpes de ironía y sarcasmo, aunque a veces el placer dure sólo unos minutos. La situación actual del mundo financiero se presta más que nunca a ello, y algunas de las bromas que he leído estos días, de verdad que hay que calificarlas como de insana terapia de grupo.
Vean, en el sector financiero circula un chascarrillo que explica con mucha gracia el concepto de dudosidad. Cuentan que el Conde de Romanones acudía una noche al Casino de Madrid acompañado por dos mujeres de vida alegre. En la puerta, fue avisado de que no convenía permitir la entrada a señoritas "de dudosa reputación", a lo que el Conde respondió: "Éstas son putas, sin ninguna duda. Las dudosas son todas las demás". En el caso de los clientes de las entidades financieras pasa lo mismo; se sabe quién es el moroso, dudosos son todos los demás. Tarde o temprano se levantarán todas las alfombras para que salga la pelusilla en ellas escondidas.
En esta línea, uno de los grandes economistas del siglo XX, Keynes, cuyas tesis fueron rebatidas aplastantemente en la segunda mitad del siglo, comentaba en los años 30 aquello que ‘si yo te debo un dólar, tengo un problema; si te debo un millón, el problema lo tienes tú’. Francamente, la frase encierra una de las explicaciones más sencillas de lo que está pasando en nuestros días.
También es extremadamente gracioso lo que defendió Gerardo Díaz Ferrán, el hombre fuerte de la CEOE, a cuenta de la famosa crisis; pues se atrevió a decir que “había que hacer un paréntesis en la economía de mercado para salir de la misma”. Tiene bemoles que el presidente de los empresarios opine así; En cuanto pase esta coyuntura inquietante para su patrimonio, volverá a ser liberal sin fisuras.
Yo, si este año me toca la lotería de Navidad, prometo ingresar mi premio en una entidad bancaria del país; el plan salvador de Zapatero me produce toda la credibilidad del mundo. A fin de cuentas el señor Solbes acabará sentado en el consejo de administración de un gran banco. Al tiempo.
Y El Roto publicaba en su viñeta de El País del pasado 3 de octubre que “A ver si vuelve la sensatez a los mercados y podemos continuar con esta locura”. Pues eso, que siga la fiesta; total, se está implantando un nuevo concepto de socialismo: roben a los pobres para dárselo a los muy ricos.
Vean, en el sector financiero circula un chascarrillo que explica con mucha gracia el concepto de dudosidad. Cuentan que el Conde de Romanones acudía una noche al Casino de Madrid acompañado por dos mujeres de vida alegre. En la puerta, fue avisado de que no convenía permitir la entrada a señoritas "de dudosa reputación", a lo que el Conde respondió: "Éstas son putas, sin ninguna duda. Las dudosas son todas las demás". En el caso de los clientes de las entidades financieras pasa lo mismo; se sabe quién es el moroso, dudosos son todos los demás. Tarde o temprano se levantarán todas las alfombras para que salga la pelusilla en ellas escondidas.
En esta línea, uno de los grandes economistas del siglo XX, Keynes, cuyas tesis fueron rebatidas aplastantemente en la segunda mitad del siglo, comentaba en los años 30 aquello que ‘si yo te debo un dólar, tengo un problema; si te debo un millón, el problema lo tienes tú’. Francamente, la frase encierra una de las explicaciones más sencillas de lo que está pasando en nuestros días.
También es extremadamente gracioso lo que defendió Gerardo Díaz Ferrán, el hombre fuerte de la CEOE, a cuenta de la famosa crisis; pues se atrevió a decir que “había que hacer un paréntesis en la economía de mercado para salir de la misma”. Tiene bemoles que el presidente de los empresarios opine así; En cuanto pase esta coyuntura inquietante para su patrimonio, volverá a ser liberal sin fisuras.
Yo, si este año me toca la lotería de Navidad, prometo ingresar mi premio en una entidad bancaria del país; el plan salvador de Zapatero me produce toda la credibilidad del mundo. A fin de cuentas el señor Solbes acabará sentado en el consejo de administración de un gran banco. Al tiempo.
Y El Roto publicaba en su viñeta de El País del pasado 3 de octubre que “A ver si vuelve la sensatez a los mercados y podemos continuar con esta locura”. Pues eso, que siga la fiesta; total, se está implantando un nuevo concepto de socialismo: roben a los pobres para dárselo a los muy ricos.
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