Hoy es jornada de reflexión. A mí me gusta más llamarla ‘veda electoral’, aunque sólo sea por llamar a las cosas por su nombre. Porque, con el día primaveral que amenaza, no creo que nadie se acuerde de reflexionar sobre el día después.
Además, aprovecho que mañana participaré obligatoriamente en la ‘fiesta de la democracia’, como presidente de mesa electoral, para compartir algunas reflexiones sobre los acampados indignados.
Un inciso previo. El origen de la veda electoral me parece acertado; en su momento se intentaba conseguir que, en el período inmediatamente anterior a la elección, los participantes pudieran reflexionar sin influencias sobre el sentido de su voto.
También existía otra razón más práctica, que pretendía evitar que durante el acto electoral ocurrieran incidentes entre simpatizantes poco dialogantes de diferentes partidos políticos.
Es cierto que el propósito de las prohibiciones legales que adornan un día como hoy tiene ya más valor simbólico e histórico que otra cosa. La consolidación de la democracia, el desapego a la clase política, la onda expansiva de internet, y algunos pequeños problemas del día a día, como el desempleo campeador, hacen que la prescripción sobre el examen de conciencia haya perdido todo su sentido.
Pero, de repente, a unos jóvenes y no tan jóvenes españoles, les da por reunirse en acampada sin monitores en distintas plazas del país. Y lo hacen arrogándose banderas en favor de la democracia. Algunos ‘analistos’ se atreven a definir esta sentada de fin de semana como la ansiada movilización de la sociedad civil.
Y digo yo, ¿no son estos mismos mozos los que se suelen declarar a menudo liberales, apolíticos, genuinamente distintos a la clase política que tanto detestan? Porque detrás de un liberal apolítico al uso se suele esconder, casi siempre, el deseo de no implicarse, la dejación, la deserción de lo que no nos gusta y, sobre todo, el ‘esto no va conmigo, yo soy de otra forma’.
Lo digo porque, a mi juicio, estas reuniones que estamos viendo tienen poco de revolución. Le viene grande incluso el calificativo de revuelta. No se ven propuestas activas. No hay cabezas pensantes. No existen alternativas para encauzar la protesta: ni respetando el actual sistema, haciéndolo girar hacia la constitución de un partido político ‘diferente’; ni tampoco aparecen las suficientes ganas de trabajar para cambiar el sistema actual, si es lo que de verdad se quiere.
El revolucionario, el que quiere cambiar los pilares de un sistema, el que busca un cambio radical y profundo respecto al pasado inmediato, ha de conjugar el verbo renunciar como primer mandamiento. Y necesariamente debe sacrificar lo suyo en pos de su objetivo refundacional.
Pero la spanish protesta se parece más al clásico lamento argentino: ‘Así no nos gusta. Hacedlo bien’. Y se hacen sonar cacerolas. Se brama contra lo injusto; mejor dicho, contra lo que no favorece. Se piden viviendas baratas, hipotecas blandas, empleo, salarios dignos de 14 pagas, sanidad y educación gratuita…… y se utiliza como vudú a los banqueros, que es muy socorrido.
Supongo que el 23 de mayo cada uno volverá a sus casas, y el único rastro visible de estos días habrá que buscarlo en algunos blogs como éste, que se rellenan por puro entretenimiento.
7 comentarios:
Más samba y menos traballar
Lo cierto es que estamos en un punto complicado, una pequeña gran encrucijada, pero tú sabes verla de una manera más profunda y quizá con más sentido de la realidad que otros...
Creo que hay una descreencia hacia a clase política basada en la mala gestión, los casos de corrupción y la dudosa valía de no pocos de los personajes que vemos en puestos de relevancia.
Pero claro, como siempre argumentas, a estas buenas intenciones hay que dotarlas de un esqueleto. En caso contrario las bellas palabras se convierten en castillos de naipes; bellos, pero sin solidez.
Ya tuvimos una conversación sobre esto y en mí se quedó un cierto sabor extraño, el de la duda, el de no saber muy bien por donde habría que tirar o cuál sería la mejor manera de articular algo realmente efectivo.
PSOE y PP no enamoran, precisamente, pero es lo que hay. No pueden estar tampoco del todo confundidos los 15 millones de personas que ayer les han dado el voto.
Está claro que hay otras opciones más o menos emergentes como IU o UPyD, pero que tampoco nos hacen volvernos locos de alegría.
Y de Bildu prefiero no hablar y que sean ellos los que con sus actos nos muestren qué intenciones traen...
De momento, hoy es día 23 y en Sol siguen acampados los del 15-M; y en las urnas fueron depositados alrededor de medio millón de votos en blanco que no quieren decir no sabe, no contesta, pero que aún no sabemos muy bien qué quieren decir...
Ese numero es la clave, Pet, millones de si al sistema que tenemos, bueno, malo o regular, mejorable, arreglabe o sin arreglo.
No se.
Pero millones de aceptación, frente a miles de ruptura.
Si somos tan democratas, el mensaje es claro.
Cuando a la democracia se le ponen apellidos, malo...
@Pet: Si me permites una opinión personal, personal......Vale, pues ahí va:
Lo que de verdad creo es que gente como tú hay poca. Y no lo digo por decir. Sino porque te conozco desde hace muchos años, y no necesito demostrarlo, porque algunos de los lectores de este blog, y de otros blog amigos, saben lo que digo.
Y simplemente lo digo porque lo creo: Gente honrada, honesta, con los pilares de la dignidad bien asentados, con conciencia social, con amor al prójimo, con fuerza de voluntad, con ganas de esforzarse......como eres tú, hay muy poca. Y así sufres lo que sufres......
Y claro, cuando ves cómo se comportan los trabajadores de la política, se te revuelve todo. Y te entiendo, pero con un matiz.
Lo que yo digo, sin embargo, es que ésos que tanto criticamos han estudiado en los mismos colegios que nosotros. Han recibido las misma educación. Tienen pandas de amigos parecidas a las nuestras (algo peores, claro). Hacen botellones. Hacían botellones. Harán botellones.
Son los mismos a los que ven Sálvame a diario, pero no como un entretenimiento, sino como su único entretenimiento.
Y van al fútbol y se sientan cerca de ti, y te hacen aborrecer a la gente que va al fútbol.
Y en el trabajo te hacen poner en duda sus orígenes...... y para más inri, algunos de esos nuestros, se dedican a gestionar, a malgestionar, lo de todos. El bien común.
Y lo que digo siempre es que si el problema fuera tan fácil como a veces oigo, como desmarcarse, como aborrecerlos, como autodenominarse apolítico, .....entonces con quitarlos y poner a los buenos acabaría el problema.
Pero es que los otros, nosotros, somos igual que los que están ahí. No todos. Claro. Como no todos los políticos son iguales. Y tal y tal. Pero, en el fondo, somos los mismos.
Y se me llena la boca repitiendo la grandiosa frase de que cada pueblo tiene los dirigentes que se merece.
La honestidad no cae del cielo. Y sólo se sostiene desde la raíz. Apuesto que tus niñas ya tienen esos valores en su decálogo de vida......tan fácil como transmitirlos, y tan difícil como tenerlos.
Vaya sermón he soltado...... venga, volvamos a la realidad: Leo, Leo, y Leo. Ta, ta, y ta.
A por la 4ª.
Un brazo a tos, en especial a los infalibles O'Bregones.
Bufffff. Abrumado me dejas. Joder...
Es cierto eso que dices; lo de los políticos, lo personal es un poco excesivo. Claro que son gente normal. Conozco a unos cuantos y hay de todo, es como el grupo de moda: los hay deportistas, a unos les gusta bailar, los hay estudiosos, vagos, divertidos...
Lo malo es que creo que sufren de cierto mal de altura. Quizá porque ahí, en las esferas de poder, resulta más complicado mantenerse fiel a uno mismo.
Lo único que sé es que muchas veces uno tiene la sensación de que están muy lejos de ser ejemplares y que no siempre prima el interés del ciudadano.
Sea como sea es cierto que uno tiene siempre una cierta mala sensación. Pero también digo una cosa, no me gustaría estar en su pellejo y si hay una cosa a la que no me gustaría dedicarme es a la política.
Tiene que haber de todo, como en todos los ámbitos de la vida pero, igual, últimamente, los que nos manejan digamos, suavemente, que no están muy a la altura y si, encima, para su desgracia, les ha tocado vivir unos tiempos tan convulsos como los presentes; la cosa como que se acentúa de forma exponencial. Son los políticos más "animales políticos" (Pepiño, Pajín, etc) y menos técnicos de las últimas décadas y el toro que les ha tocado en la lidia les ha venido muuuuuuuuuuuuuuuy grande. Le puede pasar a cualquiera. Se les cambia y a volverlo a intentar. La verdad, prefiero esta rueda que la que ¿proponen? los del 15-M
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