Lo mejor es que hay quienes quieren debate sobre el sistema de pensiones público español; lo peor es que hay quienes no quieren.
Lo mejor es que el problema es fácil de entender; lo peor es que algunos no lo entienden.
Lo mejor es que la mecha la ha encendido el Gobernador del Banco de España, socialista para más señas; lo peor es que el Ministro de Trabajo y el Presidente de Gobierno le han querido acallar.
Lo peor es que Fernández Ordóñez no ha propuesto el fin del sistema piramidal fraudulento de nuestras pensiones; lo mejor es que a nadie le importa realmente lo que pase en el futuro.
Lo peor es que las medidas propuestas por Mafo sólo implican un retraso en la segura quiebra del sistema de pensiones; lo mejor es que igual no estamos vivos para verlo.
Lo mejor sería un cambio total, un giro hacia lo que es justo, un cambio para que a nadie le roben sin su consentimiento; lo peor es intentar explicarlo y que nadie entienda que nuestro sistema de reparto no redistribuye riqueza de ricos a pobres, sino de jóvenes a viejos.
Lo peor es que un viejo pobre se puede quedar sin pensión, aunque antes fuera rico; lo peor es que un joven pobre debe pagar la pensión a viejos ricos, aunque se apelliden Botín.
Lo peor es que es falso que el sistema actual sea solidario; lo mejor es que casi todos se lo creen.
Lo peor es mentar a Marx para explicarlo; lo mejor es que hay que ser un osado para intentar entender 'El Capital 'de Marx.
Lo peor es que un joven no puede elegir cómo asegurar su futuro; lo peor es que un viejo puede haber destinado su esfuerzo a la nada.
Lo mejor sería que cada uno pudiera optar por cubrir su jubilación libremente; sería lo mejor para todos los pensionistas, que viven peor que otros países donde ya son libres.
Lo mejor es no ponerse en lo peor; lo peor es que todo irá a peor.
Lo mejor es que la cosa podía ser peor.
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